Una aventura llamada México: Experiencia de movilidad académica
Cristian Angarita Villalba, estudiante de séptimo semestre de Medicina de la Corporación Universitaria Rafael Núñez, vio en su correo electrónico una interesante propuesta, que lo retaba de una manera personal: la propuesta de participar en la convocatoria para realizar un voluntariado fuera del país. Éste, fue el primer paso de lo que sería una aventura que recordará de por vida.
Los días siguientes, tuvo que seguir el paso a paso de la convocatoria de AIESEC, divulgada por la Dirección de Relaciones Nacionales e Internacionales de Uninúñez: inscripción, selección y por supuesto el viaje. Él fue uno de los privilegiados para vivir esta aventura, su historial académico y su aplomo como persona, jugaron a favor de la decisión.
Su vuelo despegó el 15 de diciembre con destino a Tabasco, México, y su regreso estaba previsto para enero 15, un mes fuera de casa, en navidad y año nuevo. Sin embargo, tenía una meta fija en su mente, impactar la vida de las personas a las que atendería en el desarrollo de su movilidad académica, salir de la zona de confort y enfrentarse a un verdadero reto.
Su labor social la desempeñó en la Fundación Doctor Sonrisa, que es una organización no gubernamental sin ánimo de lucro, que se encarga de llevar a través de recreación y lúdica una sonrisa a niños con enfermedades terminales. Cristian acompañó las actividades en un hospital pediátrico de Villahermosa (capital de Tabasco), en el pabellón de oncología y cirugía.
“Allí le brindábamos acompañamiento psicosocial a los niños y le hacíamos conocer cosas de la cultura colombiana” (…) en la convivencia ellos nos expresaban sus deseos y sueños, y tratamos al final de cumplir por lo menos un sueño, dentro de lo posible”, apunta Cristian.
Además de la labor realizada con el proyecto, a Cristian Angarita le impactó el choque cultural entre él y sus compañeros mexicanos, la formas de vidas y la expresiones lingüísticas, fue un gran reto para este joven cartagenero, “a veces llegaba a la habitación donde estaba hospedado y miraba el techo y me decía: ¡estoy en México!, era como difícil de creer, y tu salías y todo era diferente”, comenta Cristian.
Lo más importante en la movilidad académica internacional, es el apoyo de la institución educativa, en ese sentido los chicos que se aventuren a vivir la experiencia se sentirán seguros y acompañados: “cuando sabes que hay un apoyo de la universidad y que están pendiente de lo que tú haces, era como una conexión a casa. La doctora Vanessa (Directora de Relaciones Nacionales e Internacionales) siempre estuvo constante, a veces le escribía en horas no laborales por cualquier inquietud y ella siempre me ayudaba”expresa Cristian.
Aventurarse a hacer una movilidad académica internacional también implica la madurez para realizar la labor, el aplomo para estar solo en un lugar donde posiblemente se conozca muy poco a las personas; el espíritu y la motivación del estudiante. “Vivir esta experiencia te hace ver el mundo de otra manera, tienes un proyecto de futuro más amplio. (…) esta experiencia me ayudó a abrir los ojos, a no pensar en cosas pequeñas sino en cosas grandes” enfatiza Cristian Angarita.